viernes, 30 de diciembre de 2016

Día 2- De casa en casa

Amanece un día nuevo en Tesalónica acompañado de un preciado Sol que mengua la sensación de frío propia de estas fechas.

Caminamos unos quince o veinte minutos hasta la parada del autobús, hoy las dos solas, Filipa acudirá con Andrea más tarde a Sinatex. Las dos, junto con la madre de Andrea, que llegó ayer de España, han estado durante la mañana en una concentración en el centro de la ciudad para pedir la puesta en libertad de dos compañeros/as vascos/as, Begoña y Mikel, quienes fueron detenidos/as el día 28 en el puerto de Igoumenitsa, Grecia, acusados/as de tráfico de personas por intentar sacar del país a ocho personas refugiadas. A lo largo del día han sido puestos/as en libertad bajo fianza. Os linkamos más información sobre la motivación de estos activistas a la hora de exponerse a tal riesgo, os recomendamos que leáis su historia. http://www.pikaramagazine.com/2016/12/dos-activistas-vascas-detenidas-en-grecia-cuando-intentaban-trasladar-a-un-grupo-de-refugiados-desde-grecia/


Volviendo al comienzo del día, llegamos al campo a eso de las 11:30. Han cambiado mucho las costumbres y hábitos. Los niños no vienen a saludarnos en cuanto llegamos porque no hay nadie en la calle. A la entrada al campo tampoco hay a penas movimiento, solo unos pocos “madrugadores”. Le han cogido el gustito al calor de sus nuevas paredes y aprovechan para dormir más. ¡Bien que hacen!, sino después el día se les hace muy largo, al no poder estar en la calle. 

Pasillo central de Sinatex

Hemos cogido algo de material de los baúles de la antigua escuela para hacer unos carteles anunciando un par de las varias actividades que pensamos ayer. La primera será mañana. Les hemos propuesto una andada subiendo una montaña que hay detrás del campo, que pensamos que ofrecerá unas buenas vistas y un rato de esparcimiento. Más a unos que a otros les ha interesado la idea, pero parece que iremos un buen número de personas. La otra actividad programada la comenzaremos el próximo lunes, en este caso destinada a los adolescentes del campo. En alguna ocasión han realizado grabaciones de ficción con otras organizaciones y el tema les sigue motivando, así que a por ello. El lunes lluvia de ideas y a crear una pequeña historia que ellos mismos dirigirán y actuarán.

Otras actividades que nos gustaría realizar serán establecer un espacio para las mujeres para que puedan relajarse, ya que todas las cargas familiares siguen recayendo sobre ellas. Hemos notado en alguna, que el paso de los meses les está afectando incluso físicamente. Estar las 24 horas del día pegadas a sus hijos, tener que cocinar para toda la familia y lavarles la ropa al mismo tiempo que se lidia con la situación del campo termina por ser tremendamente estresante para todas. Ellos pueden estar todo el día jugando a cartas sin levantarse de la silla. Consideramos muy importante conseguir un tiempo solo para ellas. Durante el rato que ellas estén disfrutando del tiempo libre, nosotras nos quedaremos con los niños, o al menos esa es la intención.

También estamos empezando a idear habilitar un espacio “tienda”, en el que con ropa de los Warehouse, incluida la recolecta que llevamos a cabo en Zaragoza, puedan acudir y elegir prendas de abrigo que necesiten y con las que se sientan a gusto, ya que la mayoría de veces se ven obligados a vestir con lo primero que les llega a las manos. Un derecho tan simple como el cómo vestir.

Nos volcaremos en llevar a cabo estas actividades a partir de la semana que viene, tendremos mucho tajo por delante.

Hoy sin embargo, el día ha ido fluyendo conversación tras conversación. Ayer nos quedamos con ganas de saludar a mucha gente, así que hoy hemos seguido concentrándonos en ello.

Mientras estábamos haciendo los carteles, nos encontramos con Imad. Una de esas personas que consideramos piezas clave en la sociedad de Sinatex. Es el médico.
Tras charlar un rato en la calle, nos invita a un té en su morada. Conversamos un buen rato con él. Da gusto poder preguntar todo lo que se nos viene a la mente y que no sienta tabúes a la hora de expresarse. Hablamos sobre Siria, sobre el campo, sobre su futuro, sobre sus intentos de búsqueda de una vida mejor, sobre la aceptación (o más bien, no aceptación) de Europa... Una charla intensa.

Imad y Aziz nos acogen en su hogar

Ya con los vasos terminados, llegan las compañeras y nos ponemos un poco al día, ya que por fin, después de llevar unos días comunicándonos con ella por teléfono, conocemos en persona a Andrea. Determinamos que finalmente para Noche Vieja no podremos hacer la celebración que nos hubiese gustado. Imad nos aconseja que no es buena idea hacerlo estando varias familias guardando luto. Así que aplazaremos la celebración del Año Nuevo para la semana que viene.

Asamblea de majaras

Después hemos seguido visitando casitas durante todo el día prácticamente. Visitas previstas y otras que nos van ofreciendo, las cuales no podemos negar.

Entre una y otra sacamos un rato para reunirnos con Rashid, un chico de catorce años tremendamente especial. Su situación es muy complicada,se trata de un menor no acompañado del que se ha hecho cargo una de las familias del campo. Sus experiencias, junto con su talento y sensibilidad, le hacen creador de dibujos verdaderamente significativos e impactantes, fuera de lo común entre cualquier niño de su edad. Junto con Filipa, especializada en Bellas Artes, se nos ocurre incentivar su talento con un posible proyecto. Mejor os contamos más de aquí en adelante, pero adelantamos que posiblemente podáis ver las obras de este joven artista.

Uno de los dibujos de Rashid

Ya al final de la tarde somos invitadas a la cena de las mujeres, continuando con el luto que os contamos ayer. Después nos reclutan otro grupo de mujeres que precisamente, se encuentran cocinando para mañana porque hoy fallecido uno de sus familiares. Las pérdidas están acechando Sinatex durante estas últimas semanas, pero la verdad es que parece que las aceptan con ánimo, como algo parte de la vida, lo que es al fin y al cabo.

Toca ya irse despidiendo. Nuestros coleguitas Victor y Alan nos acompañan a la parada del bus. No se marchan hasta que nos subimos, se muestran muy protectores con nosotras, algo que agradecemos pese a que les insistimos en que no es necesario que pasen frío y salgan del calor del campo.

Ya en casa, ultimando preparativos para mañana. Nuestra familia más allegada nos ha invitado a cenar y a dormir. Tenemos muchas ganas de pasar la primera noche de 2017 con ellos, así que invitación aceptada.

Nos despedimos entonces hasta pasado mañana. Feliz Año para todos, de todo corazón.


Cocina comunitaria

Zapatero comunitario, aquí todo se comparte!

Puro amor

Recordando al equipo


 

jueves, 29 de diciembre de 2016

Día 1- El regreso

Amanecemos en nuestro hogar de Tesalónica, esta vez sólo para dos, nerviosas, emocionadas y felices, sabiendo que vamos a reencontrarnos con la gente que ha marcado nuestro año.

Pasamos a recoger a Filipa, una voluntaria portuguesa que lleva en Sinatex una semana, y que junto a Andrea, a quién todavía no conocemos en persona, y junto a Alex, continúan con el proyecto independiente en el campo.

Durante el largo viaje en autobús, Filipa nos pone al día de las novedades del campo, le contamos nuestra experiencia del verano y nos empezamos a conocer, sintiendo desde el principio que tenemos ideas y maneras de enfocar el proyecto, comunes.

Al acercarnos al campo, y ver Sinatex a lo lejos, desde la carretera, la emoción aumenta al ritmo de nuestros pasos. En ese momento, no podemos evitar pensar en cuánto nos gustaría poder compartir ese instante con el resto de nuestro equipo. Ese sentimiento nos acompaña durante el resto del día. We miss you my friends!

Al entrar a Sinatex, como el clima no acompaña, apenas hay gente en el exterior, lo cuál nos concede el tiempo necesario para cada reencuentro. Sus caras de sorpresa, seguidas de grandes abrazos. Se acuerdan perfectamente de nosotras, de nuestros nombres. Despues del “How are you my friend?” viene “Where is Raul?Where is Sara? Where is Javi?Where is Nerea? Why not coming?”.

Los más jóvenes, corren al interior a dar la noticia de nuestra llegada, y la gente poco a poco se acerca a recibirnos, y otros tantos, siguen con las caras de sorpresa. Nos alegra mucho que nuestra llegada a Sinatex sea una día feliz para ellos. Algunos reencuentros son realmente especiales y emotivos para nosotras y ellos/as.

Entramos a Sinatex y vemos que es un campo totalmente distinto. Nuestro mayor temor durante estos meses ha sidoque siguieran en las tiendas de campaña, soportando el frío de esta zona, y nos encontramos con unas instalaciones renovadas.
Hace quince días se han construído unas habitaciones de madera, tienen nuevos colchones para todos y calefactores. Todo el mundo en Sinatex tiene su propio espacio, que más o menos puede asemejarse a un hogar. Independientemente de las mejoras, seguimos creyendo que no es un lugar en el que vivir, ni es lo que se merecen.

Seguimos con los saludos a las distintas familias, con las consiguientes invitaciones a comida y té(madres, tranquilas, estamos bien cuidadas). Aprovechamos para hablar con ellos/as sobre estos meses, sobre cómo se encuentran y para que nos cuenten lo que les apetece hacer durante estos días con nosotras. Percibimos que su ánimo está un poco estancado. A diferencia del verano, cuando tenían mayores expectativas de su posible reubicación en otro país de acogida, creemos que han aceptado que esa va a ser su casa durante una larga temporada.

Después del almuerzo con nuestra madre siria, vamos a visitar la nueva escuela. Debido al frío, era imposible seguir dando las clases en las tiendas del exterior, y hace un tiempo se habilitó un sótano inutilizado a modo de clase. El mobiliario y la infraestructura siguen siendo precarios, pero se asemeja al concepto de aula.

Acompañamos a Filipa en su clase de inglés para principiantes y colaboramos con ella. Nos sorprende ver algunas caras nuevas. Tras la clase, Alan e Ismael, dos jóvenes a los que no conocíamos, nos invitan a su “hogar”, en el que parece que es la hora de merendar... Nos cuentan que han comenzado hace poco tiempo a participar en las actividades del campo y de la escuela, y que durante el verano pasaban el día en su tienda y no se relacionaban con nadie, se sentían muy desanimados. Cada persona pasa por un proceso de adaptación distinto. Tener que huir de tu casa, pasar una odisea para acabar viviendo en esas condiciones, y además, ser adolescente, no es fácil. Nos alegra ver que, por difícil que sea, todos sacan fuerzas para seguir adelante. No podrían hacerlo sin el apoyo de su familia, algo de lo que quizás nosotros deberíamos aprender.

Nuestros nuevos amigos comparten con nosotras un día de duelo para ellos. Su abuelo ha fallecido. Durante tres días se ha establecido el luto en el campo, que incluye que las mujeres de la familia, cocinen para todo el mundo. Para honrar al fallecido, disfrutan conjuntamente de la cena, eso sí, los hombres por un lado y las mujeres por otro.

Comienza la celebración, y consideramos que es el momento de regresar a casa, y así aprovechamos también para reunirnos con Filipa y organizar, boli en mano, todas las ideas que han ido surgiendo durante el día.

Con poco más que contar, y mucho que procesar, nos despedimos hasta mañana.

Gracias a los que nos estáis leyendo por seguir esta andadura. Y sobre todo GRACIAS a quienes habéis acudido hoy a la proyección del documental “I'm from Syria” en el Joaquín Roncal, que ha colgado el cartel de aforo completo, y donde, la otra parte de este equipo continúa trabajando en la distancia para este proyecto.

PD: Sentimos no poner fotos, con tantas emociones, nos hemos olvidado sacar la cámara.


martes, 22 de noviembre de 2016

Estreno de "I am from Syria"



Todavía con la resaca de tantas emociones, en este post os vamos a contar como vivimos la primera proyección de “I am from syria”.

Quedamos a las 11 en el Centro de Historias para tomar un café y ultimar algunos detalles.
Sin parar de mirar el reloj, los nervios se hacían latentes a medida que se acercaban las 12 y empezaban a llegar los primeros asistentes.
Nos alegraba ver a gente que ninguno conocíamos y nos llenaba de satisfacción saludar a los amigos y familiares que iban entrando.
Uno de los momentos más especiales para nosotros fue el reencuentro con nuestro amigo Josep, compañero en el reparto de desayunos que venía para ver el documental desde Barcelona.
También cuando nos presentaron a cinco personas refugiadas en Zaragoza que habíamos invitado y finalmente se animaron a venir.



                                         Junto con refugiados Sirios en Zaragoza
                                                                     
Por fin, llegó la hora de la presentación. Para algunos, la primera vez que hablábamos en público… sensaciones difíciles de explicar en estas líneas… había más gente de  la que contábamos que viniera, estábamos reviviendo nuestra experiencia, recordábamos más fuerte si cabe, a nuestras amigas y amigos de Sinatex y a los “olvidados” de las calles de Tesalónica… y lo más importante.. nos sentíamos LIBRES. Pudimos decir lo que pensamos, la realidad que vimos allí SIN LEY MORDAZA y SIN CENSURA.

                                                  Contando nuestra experiencia                  

De nuevo, volvimos a disfrutar viendo el documental, con ganas de levantarnos y ver qué es lo que había transmitido a los asistentes…

El resultado… INSUPERABLE… Fue difícil hablar a los que nos tocaba después de la proyección. Os vimos tan emocionados como nosotros, creemos que logramos que no vieseis a “refugiados”, sino a PERSONAS.
Nos encantó contestar a vuestras preguntas y escuchar vuestras reflexiones.

Una vez acabado el acto, muchos os acercasteis a proponernos iniciativas que trabajaremos para llevar adelante y os iremos contando.

Cuando la gente se marchó, en la soledad del recinto vacío sólo quedábamos los seis y el sentimiento de unidad entre nosotros fue más fuerte que nunca.  ¡Después tocó comida de celebración!

Sólo nos queda daros las GRACIAS. Estamos contentísimos e incluso abrumados de todas las propuestas, iniciativas, aportaciones económicas que estamos recibiendo. Prometemos aprovecharlo y trabajar para seguir dando voz a las personas atrapadas en un mismo mundo, tan bonito para unos y tan injusto para otros.

Estad atentos, porque pronto habrá noticias.

NO BORDERS.

viernes, 11 de noviembre de 2016

DESPUÉS DEL PUNTO Y SEGUIDO




¡Hola a todos!

Tenemos el blog un poco abandonado desde que volvimos, pero el equipo de Refugiándonos, seguimos trabajando desde España en diferentes iniciativas que os iremos anunciando.

Sabemos que sois muchos los que estuvisteis leyendo este verano lo que os contábamos diariamente durante nuestra estancia en Grecia.

Ahora, tenéis la oportunidad de ver y escuchar directamente, el testimonio de ocho personas procedentes de Siria que se encuentran refugiadas en el campo de Sinatex.

Queremos que nos acompañéis el día 20 de Noviembre a las 12 ,en la presentación del documental “I am From Syria”, en el que son ellos los que os contarán en primera persona algunas de sus vivencias.

Os esperamos!!


miércoles, 21 de septiembre de 2016

Refugiándonos en el papel

CAPÍTULO I


Me despierto inquieta, nerviosa… creo que me he dormido!  con la cantidad de cosas que tenemos que hacer hoy……ahí va! Pero si estoy en Zaragoza ya…

De repente, un cúmulo de emociones me abruma durante unos minutos antes de levantarme.
Por un lado ya siento esa nostalgia propia de cuando se acaba algo que has estado esperando durante mucho tiempo. Tan sólo hace unas horas que no estamos en Grecia y ya echo de menos a la gente que hemos conocido allí.
Por otro lado tranquilidad… Tengo la suerte de estar en mi casa, descansando, sé que me voy a levantar y tendré cosas que hacer, sitios a donde ir, gente con la que disfrutar…
Y por último… incertidumbre y preocupación por nuestros amigos sirios.

Ahora toca retomar la rutina de “nuestra realidad”, pero es importante no perder de vista la que hemos vivido durante estas dos semanas.

Se supone que vivimos en una sociedad moderna, avanzada, tolerante… donde  unos cuantos países, formamos parte de una unión en la que se respetan los derechos y libertades de las personas… y ahora resulta que cerramos nuestras fronteras a personas que huyen de sus países para salvar su vida. Personas, de las que tenemos mucho que aprender.

Nosotros, durante estas dos semanas ya hemos empezado.

En el limbo que son los campos para refugiados, nos hemos encontrado una valentía fuera de serie, una sorprendente alegría y unas arrolladoras ganas de retomar las vidas estancadas. Aunque ello suponga empezar de cero en un país desconocido con una cultura completamente diferente.

Mientras la vida les trata injustamente, mantienen la paciencia en una rutina monótona, en la que no hay otra ocupación más que sobrevivir. 

Los hombres se dedican a conversar, a jugar a las cartas…por la tarde, cuando el calor empieza a dar tregua, juegan su partido de fútbol. Alguno de ellos, nos ha contado testimonios escalofriantes de su tenebroso viaje hasta Grecia.

Las mujeres, grandes heroínas, son las que mantienen el equilibrio de la familia. Dedican la mayor parte del día a sus hijos, aunque les gustaría tener mayor tiempo para ellas.  Uno de los mejores momentos en el campamento, fue la fiesta para ellas. Nos enseñaron bailes kurdos al grito de WOMEN HAVE THE POWER!

Los y las adolescentes.  Nos hemos encontrado a jóvenes estupendos en la edad de estar con sus amigos, de salir, de empezar a hacer cosas por sí mismos… creo que son los que peor llevan estar en el limbo. Muchas inquietudes y deseos propios de su edad, que se ven frustrados por la situación en la que se encuentran. Tendrán que esperar demasiado tiempo para poder cumplirlos.

Y por último nuestros pequeños grandes amigos. Las niñas y niños. Los que nos han regalado todo su cariño. Inolvidable para siempre serán sus recibimientos, corriendo hacia al coche al vernos llegar. Sus ganas de ayudar sin parar de repetir  mi! mi! mi! y las eternas despedidas con el ya mítico para nosotros SEE YOU TOMORROW MY FRIEND!

Lamentablemente, también será muy difícil de olvidar sus peleas… tienen la violencia interiorizada de tal manera, que la usan como medio para solucionar cualquier conflicto. Patadas, puñetazos, peleas con piedras… están a la orden del día, y en ocasiones, nos ha resultado muy complicado tranquilizar a los pequeños.

Por otra parte, la labor realmente dura que hemos desempeñado estos días. Los desayunos para la gente que está en la calle.
En la zona que hemos estado, unas doscientas personas distribuidas en tres pequeñas zonas de Tesalónica. Personas que huyen de conflictos que llevan años azotando sus vidas. Llevan tanto tiempo huyendo que ya no les queda nada. De nuevo Europa cerrando puertas, y en esta ocasión a personas que huyen de conflictos en los que ha tenido una corresponsabilidad evidente, participando en bombardeos y un largo etc. en el que no me extenderé en esta ocasión…

Estos días nos hemos encontrado mucha solidaridad y ejemplaridad ciudadana, algo que deberían aprender nuestros “queridos” políticos, responsables de paliar esta crisis.
La solidaridad está muy bien, es necesaria, pero no debe ser la sustituta en ningún caso de nuestros DERECHOS como ciudadanos, ni mucho menos de nuestros DERECHOS como PERSONAS.

La realidad, es que lo que todas estas personas tienen en común es un futuro incierto. Para todos ellos espero que la vida les trate mejor que hasta ahora y esté cargada de cosas buenas.

No podemos caer en la equivocación de ver esta situación con una normalidad adquirida por el tiempo, pues todas estas personas se perderían en el olvido.
Nosotros haremos todo lo que esté en nuestra mano para que esto no ocurra.


Me voy con la sensación de haber hecho una buena labor, pero sin ninguna duda, de haber recibido muchísimo más de lo que he dado.


¡¡OPEN THE BORDERS!!


CAPÍTULO II

Pregúntate qué sentirías si tuvieras que huir de tu país por miedo a perder tu vida, o la de aquellos a quienes quieres.

Pregúntate qué sentirías si hubieras visto bombas caer frente a tu casa, pensando que la siguiente podrías ser tu. O si hubieras perdido a tu hermana, a tu padre, a tu hijo, a tu amigo o a tu vecina en un fuego cruzado, en un bombardeo, en un secuestro o ahogada en el mar.

Pregúntate cómo estarías si tras conseguir salir de ese desastre, te encuentras durmiendo al raso, sobre un montón de cartones, expuesta al sol, a la lluvia o al frío, sin saber cuando podrás comer o beber. Imagínate además, que te acompañan tus hijos, de uno y tres años.

Pregúntate qué harías si llevaras ocho meses estancada, enjaulada, recluida en un campo, que no es más que una fábrica abandonada repleta de tiendas, en la que habitan otras personas en tu misma situación.

Pregúntate que sucedería si dependieras de que una furgoneta de reparto fuera la responsable de traer diariamente un plato de comida(frío y asqueroso) a tu mesa, y si no tuvieras la posibilidad de trabajar para tener una vida digna.

Piensa en qué sentirías si estuvieras esperando que alguien, en algún momento, se dignase a darte algo de información sobre cuál puede ser tu futuro, en manos ahora de nadie.

Imagina que tu futuro dependiese de unos personajes de despacho y guante blanco, que no conocen ni de lejos el significado de la palabra HUMANIDAD.

Vamos, atrévete ¿qué sentirías si la posibilidad de reubicación en otro país dependiera de que una ONG se “enamore” de tu hija sin dientes, o de tu hermana mutilada, o de tu historia, ejemplo de superación y valentía?



O peor aún, si supieras que tu futuro pasa por pagar a la mafia para que te ayuden a cruzar la frontera, con los riesgos que eso acarrea.


Imagínate que todos tus deseos, sueños, ilusiones, planes de futuro, se viesen truncados y tuvieras que soportar una espera que no sabes cómo y ni cuándo acabará.

Por favor, hazlo, inténtalo al menos, y se sincera contigo misma ¿Crees que algún ser humano merece este trato? ¿No crees que al no hacer nada, estás legitimando estas situaciones? Y si fueras tú quien está ahí ¿ qué esperarías que hicieran por ti?

TOMA CONCIENCIA Y ACTÚA!


CAPÍTULO III



Estoy hecha un lío, tengo un mejunje de emociones, sentimientos e ideas que me inundan a menudo; tristeza, cariño, culpa, amor, indignación… 

No sé cómo reflexionar sobre esto, supongo que necesito tiempo y distancia, pero no quiero tomar ese tiempo y esa distancia porque mi corazón está allí, conectado a Rudim, Lilaf, Amir, Hussein, Nadim, Malek… 

Si conviviéramos con todas las personas de este mundo y viéramos lo iguales que somos en ideas, pensamientos, sentimientos y sueños no permitiríamos que nuestros gobiernos hicieran esto. 

No entendemos cómo sucedió el holocausto y cómo la población lo permitió y estamos en el mismo momento, dejando hacer o consolándonos con que no podemos hacer nada. 

No sé cómo resumir todo lo que he vivido, así que acabaré con la frase que me dijo Rudim: “Los seres humanos no necesitamos lujos, ni posesiones, ni si quiera comida o bebida, solo necesitamos tener sueños”.


CAPÍTULO IV

Pues aquí estamos. Otra vez en nuestros hogares y con el cariñoso recibimiento de nuestros familiares y amigos. Empezamos a dirigir todo lo vivido en Grecia, no es tarea fácil. Ahora llega el momento en el cada uno tiene que mirar para adentro y sincerase con uno mismo, así que hablaré en primera persona.

Es difícil empezar a tirar del hilo. Tengo muy claros mis pensamientos, pero al mismo tiempo la contraposición de sentimientos hace complejo encontrar un principio.

Me siento pesimista la verdad. Pesimista por no entender cómo es posible que esto se permita y pesimista porque se va a seguir permitiendo. No es lo mismo ser consciente de que un problema exista que verlo con tus propios ojos. La indignación e incomprensión aumentaron en el momento en el que vi el primer campo de refugiados. Ya no es que se prive a las personas de tener una vida mejor, es que se les está privando de aquello de lo que a Europa le gusta tanto presumir, libertad. El derecho a decidir no existe para estas personas. Han pasado a ser números y a ser llamados el problema de la crisis de refugiados. Para mí el único problema es la inhumanidad en la que nos rodeamos. No hay excusas que valgan. No hay excusa para que no se abran las fronteras, no hay excusa para robar la infancia a miles de niños y no hay excusa para no permitir que las personas como tú y como yo puedan seguir con su vida fuera de su país, pues las circunstancias no les han dejado otra opción que emigrar o morir, así de claro.

Hace tiempo que todos estamos decepcionados con los gobiernos y cansados de hablar y sufrir nuestra sobrevalorada crisis económica. Esto no es nada chavales. No quiero con ello quitar valor al esfuerzo, sacrificio y dolor de muchas personas europeas, en nuestra realidad también padecemos y sufrimos, pero al final estoy segura de que la mayoría tenemos un sitio al que ir, poder pedir ayuda y sobretodo tenemos lo más importante, nuestra identidad. Poder caminar sin tener que escondernos simplemente por nuestro lugar de procedencia.

Todas las palabras de indignación que yo pueda decir son un cero a la izquierda. Nada va a poder cambiar el mundo en el que vivimos. Y, ¿para qué entonces meterse en este jardín? Pues muy fácil. Sólo basta sentir la necesidad de hacer lo que esté en tu mano para mejorar o intentar alegrar un poquito el ánimo y el bienestar de estas personas. Creo que es la mejor manera de manifestarse ante esta injusticia.

No soy mejor que nadie por haberme lanzado a hacerlo, de hecho ahora mismo me siento de lo más insignificante. Ni siquiera es un granito de arena lo que he puesto y ni siquiera sé si podría haberlo puesto de alguna manera mejor. Todo es poco comparado con lo que necesitan y merecen. Esa es la realidad. Pero que mi tono no os confunda, también es real que me siento feliz de haber estado allí y de haber llevado una dosis de cariño y esperanza. Si una conclusión saco de esta experiencia, es que trabajar exclusivamente para uno mismo nunca traerá la felicidad. La búsqueda está en los demás.

Algo que también ha sido muy bien aprendido es el agradecimiento a la, voy a decir suerte, que tengo de vivir en un lugar donde no hay que preocuparse por sufrir una guerra, ni de pasar hambre, en el que siempre tendré donde cobijarme y una familia a la que quiero incluso más de lo que pensaba. Parece algo gratuito y fácil, pero es una lección que por mucho que te la hayan contado toda la vida siempre se nos olvida y acostumbramos a quejarnos por cualquier cosa. Después de conocer la entereza con la que estas personas siguen viviendo, creo que a partir de ahora tendré que sufrir verdaderas desgracias para llegar a sentirme desdichada.  

Siento que tengo muchas más cosas que decir y más alegría que mostrar, pero está todo tan reciente que ahora mismo solo puedo pensar en qué estarán haciendo, en que si la gente del parque habrá comido hoy, en que echo de menos escuchar my friend my friend! y en que pronto puedan tener futuro.

Antes he dicho que el mundo no se puede cambiar, pero eso no significa que no siga existiendo gente que frene a la injusticia o que se atreva a evidenciar y denunciar lo que todos sabemos que es incorrecto. Ya sabemos de sobra que no podemos confiar en nuestros gobiernos, ellos no van a mover ficha. Hagámoslo nosotros. Es mucho más fácil tender la mano a quien lo necesita y, no cambiar, pero sí despertar con un grito al mundo de vez en cuando que mirar a otro lado y vivir con la carga de la indiferencia. 

NO BORDERS
ڕزگاری  Libertad


CAPÍTULO V


Como conclusión a esta enorme experiencia que ha durado dos semanas, intensas e inolvidables, puedo decir que me ha hecho crecer como persona, afianzar ciertos valores y menospreciar determinados aspectos materiales que, en muchas ocasiones consideramos imprescindibles en nuestro día a día, que al fin y al cabo no lo son tanto, todo ello indagando en lo más profundo de mi interior.

El día a día ha sido duro, hemos dormido pocas horas y gastado mucha energía, tanto física como emocional, pero sólo pensar que hemos aportado nuestro pequeño granito de arena y hemos hecho más felices a algunas personas aunque sólo sea en contados momentos, me hace pensar que todo nuestro esfuerzo ha merecido la pena.

He compartido momentos inolvidables con muchas personas (pequeñas y grandes) sin entender de fronteras, religiones, condiciones o clases, tan sólo personas, descubriendo y compartiendo el lado más humano de cada una de ellas.

Muchas de las experiencias que nos han contado han sido realmente potentes (familiares perdidos, casas derrumbadas, viajes interminables y extremadamente arriesgados, secuestros, explotaciones…) nos han generado grandes momentos de tristeza y  al mismo tiempo de admiración por la entereza con la que lo han transmitido cada una de ellas, en las cuales todavía se ven reflejadas en sus miradas perdidas que expresan vacío, miedo y desesperanza constante de vidas derrumbadas que han quedado atrás.

Haciendo recuento, en el campo de SINATEX donde hemos colaborado, aportamos algunas cosas que creemos les servirá y pueda hacerles la vida más llevadera allí. (Muebles con material reciclado y reutilizado, un pequeño huerto, juegos educativos y lúdicos, material deportivo, hemos aportado nuestras clases de inglés y deportes para niños y adultos, distribución de materiales de higiene… y alguna cosa más que ahora no me viene a la cabeza).

Creo que hemos conseguido crear mayores relaciones sociales entre sus habitantes y potenciar las capacidades de algunos haciéndoles conscientes a ellos de sus potenciales y de la necesidad de colaborar y ayudarse unos a otros para poder hacer esta situación un poco más llevadera.

Y probablemente, lo más sencillo pero no menos importante, hemos mantenido conversaciones cargadas de emociones y sentimientos que han resultado enriquecedoras de manera recíproca para todos.

Me siguen quedando muchas dudas sin resolver y muchas cosas sin entender ni compartir según mi manera de pensar. Las necesidades básicas de algunas personas pueden estar cubiertas, pero sus vidas están cargadas de incertidumbre, están estancadas y no entienden por qué no pueden reconstruirlas donde ellos quieran, ya que, se encuentran allí por una guerra que les ha sobrevenido, no son culpables de nada y lo han perdido todo.

Otras muchas, ni siquiera tienen cobijo ni derecho a asilo, y viven en una lucha constante con el único objetivo de conseguir llegar al día siguiente intentando lograr algo que llevarse a la boca, conseguir una manta o tan sólo un poco de agua con la que lavar a sus hijos que en muchos casos solo tienen semanas de vida. ¿Qué futuro les depara?

He de decir también que nos hemos topado con fantásticas personas voluntarias, muchas de ellas españolas, que con su entrega, dedicación y solidaridad han llevado a cabo tareas importantísimas que apenas se ven y que son muy necesarias, ya que no están cubiertas ni por el gobierno ni por las grandes ONGs, que a veces dan la sensación de exponer gran indiferencia, trabas y desorganización.

En cuanto a mis cinco compañeros, sólo tengo palabras de admiración hacia ellos. Estoy seguro de que esta experiencia ha forjado aún mas nuestra AMISTAD y me siento muy afortunado de que formen parte de mi vida.


CAPÍTULO VI


Hace dos días que volví de este viaje y ya estoy sumergido en la rutina del día a día. 

Estas líneas están siendo las más duras de escribir y tengo que borrarlas constantemente, pues no quiero que sea un escrito de autoayuda, ni un alegato en contra de la sociedad en la que me he criado. Simplemente quiero echar la vista atrás y recapacitar sobre lo que estos días han significado para mí. Pido disculpas de antemano si no puedo remediarlo y acabo cayendo en el error que intento remediar. 

Acuden a mi cabeza, a la velocidad de la luz, miles de imágenes, recuerdos y conversaciones, las cuáles me han enseñado más de lo que creía que podía aprender, tanto de mí mismo, como de la superación del ser humano ante las adversidades.

Tengo grabadas las sonrisas de los niños, ajenos a la injusticia que padecen, y con más amor que caries en sus dientes.

Veo el agradecimiento de la gente de los parques, los olvidados de esta historia que, sin cruzar una palabra, te podían explicar el cansancio, el hambre o la necesidad que tenían. Pero sobre todo el agradecimiento, no por los alimentos o el agua que les dabas, sino porque todavía hubiese alguien que pensaba en ellos.

Siento el amor de la gente de Sinatex, y la estrecha relación que hemos hecho en pocos días. Podría decir que se ha convertido en mi segundo pueblo, un lugar en el que todos te conocen y aunque no tengas “tu familia” hay un fuerte vínculo con todos ellos.

Tiemblo por dentro al repetirme las palabras tan profundas y elocuentes de gente humilde, que bien podrían ser cualquier filósofo o gran pensador del mundo actual. O en las de un niño, que me sorprenderían en alguno de los “adultos” de mi entorno actual.

Cierro los ojos y mi boca se llena de solidaridad, con sabores a arroz, garbanzos o té tan dulce como la mujer que nos lo servía.

Cada mordisco de fruta, o cada trago de leche, evoca en mi recuerdo un rostro distinto de esos voluntarios independientes que cada día se convierten en hormiguitas que realizan tareas de titanes.

Sonrío al pensar en las largas sesiones de música dance en el coche o en la furgo y me enorgullezco profundamente de haber podido formar parte de este equipo, que espero que dure muchos viajes más.

Observo a la gente que pasa por la calle, desconocidos, como todos esos ciudadanos griegos que, al enterarse de nuestro trabajo allí, nos han ayudado de mil maneras distintas. También los hay necios, como en todas partes, pero no son dignos de mención en estas líneas.

No tengo palabras para describir todo el agradecimiento que siento por vuestras palabras de apoyo, por seguirnos todos los días, o por vuestras aportaciones económicas (sin vosotros, habría sido muchísimo más difícil). Al igual que no las tengo para describir la ira que siento al enchufar la tele y escuchar la sarta de sandeces que pueden llegar a decir nuestros políticos.

Me gustaría despedirme, por un breve espacio de tiempo, con una frase que para mí ha cobrado más sentido del que tenía, aún si cabe: 

“Los pájaros, las plantas y las tormentas, nada saben a cerca de las fronteras” Rima Nassir Tazari “Los sueños de un pueblo”













 

lunes, 29 de agosto de 2016

DÍA 14: SEE YOU TOMORROW MY FRIEND

 Ninguno de nosotros quería que llegase el día de hoy. El tiempo, los días, son imparables y finalmente todo llega y todo termina. El equipo pone punto y aparte a esta experiencia, tan preciosa como dolorosa, tan real como la vida.
 
Antes de ponernos tan sentimentales como nuestro ser necesita, vamos a ser fieles a la narración de nuestra andadura.
 
 Despertador a las 8 de la mañana, con unos minutos de prórroga para ir abriendo los ojos. Caras largas y miradas que lo dicen todo, nos vamos, pero antes aún quedan cosas importantes que hacer, en marcha.
 Recogemos maletas y salimos de casa a encontrarnos con el Breakfast Team. Mientras pedimos el café de rigor, Jousep nos cuenta su segunda experiencia consecutiva con la policía. La tarde anterior fue a conocer lo que había sido el campo de Idomeni y, ante la ausencia de señalización de zona militar, tomó unas cuantas fotos, lo que alarmó a un agente que se encontraba a lo lejos. Quién eres, para qué haces fotos aquí, está prohibido, acompáñeme a comisaría. Allí se encuentra con cordialidad y no mucho más que llegar a la conclusión de que intentar dar visibilidad a la crisis de refugiados es algo que incomoda profundamente a las autoridades griegas.
 
 Después de la charla, ya con cierta sorna hacia Jousep por su segunda detención, comenzamos con la distribución y reparto. Hoy es rápido, ya tenemos la compra hecha y hay menos gente. Se rumorea que varias familias han intentado pasar a Macedonia. Durante estos días, apenas hemos conversado con las personas, pues es una situación tremendamente dura y no queremos incomodar con demasiadas preguntas. No obstante, la complicidad es algo que surge sin necesidad de mediar palabra y hoy, tanto durante el reparto, como al terminar, nos hemos despedido de varias familias y les hemos dado toda la fuerza posible para continuar con su camino. Nunca sabremos si lo conseguirán.
 
 Ahora toca despedirse del equipo del desayuno. Amigos, os esperamos en Zaragoza. 
 
Volvemos a casa y antes de entregar las llaves acabamos con las sobras de la nevera y echamos una pequeña siesta, la primera y última de todo el viaje.
 Nos dirigimos por última vez a la que ya también es nuestra casa, Sinatex. Como cada día, los pequeños vienen a recibirnos sabiendo que en unas horas volamos camino a España. Hoy no nos quedamos en el centro cultural, entramos directamente al campo a despedirnos poco a poco de todo el mundo. 
 
Entre adiós y adiós, nos hacemos todo un book fotográfico, intercambiamos números de teléfono, deseamos y nos desean toda la suerte del mundo, tomamos nuestro té diario y colgamos una preciosa pancarta con el lema “Open the borders”, la cual ha sido firmada con la palma de la mano de muchos de los niños del campo. 
 
Ya no queda más por hacer. Nuestros más allegados salen a despedirnos y durante los últimos minutos una sinfonía de besos y abrazos inunda el campo. Seguro que ninguno de nosotros había abrazado antes de esa manera. Es más que una muestra de afecto, más que una despedida. Es una unión para toda la vida. 
 
Han sido dos semanas muy intensas. El cansancio físico y mental quedan totalmente apartados, y sólo podemos mostrar agradecimiento hacia todas y cada una de las personas que nos han abierto las puertas de su casa y de su corazón. 
 
El equipo se dirige ahora mismo hacia Zaragoza, después de un largo viaje, durante el cual no podemos dejar de pensar en todo lo vivido. Nos va a costar unos cuantos días adaptarnos a lo que se supone que es nuestra vida normal. Después de todo, creo que algunos hábitos, pensamientos o formas de vida no volverán a ser iguales. 
 
Nos despedimos momentáneamente. Tenemos claro que esto no puede quedar aquí. Nuestro apoyo hacia las miles de personas que luchan por que sus vidas no se estanquen frente a una frontera seguirá latente y fuerte. Si por el camino conseguimos seguir despertando sonrisas, todo habrá merecido la pena. 
 
NO BORDERS.
 

sábado, 27 de agosto de 2016

DIA 13: Punto y seguido.

Una día más, nuestro despertador suena a las 8 de la mañana y el café que preparamos desprende sus primeros aromas a despedida. Somos conscientes que sólo nos quedan dos días aquí y que nuestros sentimientos cada vez más, se disponen a flor de piel.

Nos dirigimos como cada mañana, más veloces y ya acostumbrados al caos de la circulación griega a la zona de parques próxima a la estación donde, junto a nuestros equipo de voluntarios, cada vez más numeroso y cercano, a distribuir unos pocos de alimentos que aporten algo de energía a estas personas que realmente no saben hacia donde ni hasta cuando les conducirá este viaje tenebroso cargado de incertidumbre. Cada pieza de fruta o vaso de leche entregado se prolonga con una mirada o contacto que nos encoge en lo más profundo de nuestros adentros.

                                                                   "Breakfast team"

Hoy hay más gente que en días anteriores y muchos de los rostros nos son familiares porque muchos de ellos han retornado a los lugares de donde fueron desalojados ayer.

Terminado el reparto toca despedirnos de algunos compañeros del “breakfast team” que regresan a sus ciudades con la sensación de haber aportado su pequeño trabajo de hormiga que por desgracia, cada día hay que casi comenzar a construir de nuevo.

Cargamos el maletero con la compra para mañana y nos dirigimos al campo con la idea de poder estrenar los últimos juegos que anoche terminamos en casa entre bostezos apoderados de cansancio, pero siempre esperanzadores y cargados de ilusión. Los niños enseguida participan y disfrutan con ellos y preparan sus primeras estrategias que mejoraran seguramente en los días venideros.

                                                  Afinando la puntería

Otra tarea pendiente que somos capaces de terminar de cerrar es el reparto de pasta y cepillos de dientes para todos los habitantes del campo, gracias también  a vuestras aportaciones económicas.  Llegados a este punto conseguimos ver más allá de las sonrisas que nos regalan las caries que enmascaran muchos momentos difíciles ligados al dolor y tristeza.

                                                                      Asombrados

Ponemos en marcha el kit de peluquería del campo y dos de nuestras hairdresser cortan cabellos a varias personas, entre ellas a tres de nosotros.
Ya en casa y con nuestra última pita entre manos, digerimos las sensaciones del día y vemos más claro que esto no termina aquí, pensando ya cómo y de qué manera seguir colaborando desde nuestros privilegiados hogares de cuatro paredes.