Amanecemos
en nuestro hogar de Tesalónica, esta vez sólo para dos, nerviosas,
emocionadas y felices, sabiendo que vamos a reencontrarnos con la
gente que ha marcado nuestro año.
Pasamos
a recoger a Filipa, una voluntaria portuguesa que lleva en Sinatex
una semana, y que junto a Andrea, a quién todavía no conocemos en
persona, y junto a Alex, continúan con el proyecto independiente en
el campo.
Durante
el largo viaje en autobús, Filipa nos pone al día de las novedades
del campo, le contamos nuestra experiencia del verano y nos empezamos
a conocer, sintiendo desde el principio que tenemos ideas y maneras
de enfocar el proyecto, comunes.
Al
acercarnos al campo, y ver Sinatex a lo lejos, desde la carretera, la
emoción aumenta al ritmo de nuestros pasos. En ese momento, no
podemos evitar pensar en cuánto nos gustaría poder compartir ese
instante con el resto de nuestro equipo. Ese sentimiento nos acompaña
durante el resto del día. We miss you my friends!
Al
entrar a Sinatex, como el clima no acompaña, apenas hay gente en el
exterior, lo cuál nos concede el tiempo necesario para cada
reencuentro. Sus caras de sorpresa, seguidas de grandes abrazos. Se
acuerdan perfectamente de nosotras, de nuestros nombres. Despues del
“How are you my friend?” viene “Where is Raul?Where is Sara?
Where is Javi?Where is Nerea? Why not coming?”.
Los más
jóvenes, corren al interior a dar la noticia de nuestra llegada, y
la gente poco a poco se acerca a recibirnos, y otros tantos, siguen
con las caras de sorpresa. Nos alegra mucho que nuestra llegada a
Sinatex sea una día feliz para ellos. Algunos reencuentros son
realmente especiales y emotivos para nosotras y ellos/as.
Entramos
a Sinatex y vemos que es un campo totalmente distinto. Nuestro mayor
temor durante estos meses ha sidoque siguieran en las tiendas de campaña,
soportando el frío de esta zona, y nos encontramos con unas
instalaciones renovadas.
Hace
quince días se han construído unas habitaciones de madera, tienen
nuevos colchones para todos y calefactores. Todo el mundo en Sinatex
tiene su propio espacio, que más o menos puede asemejarse a un
hogar. Independientemente de las mejoras, seguimos creyendo que no es
un lugar en el que vivir, ni es lo que se merecen.
Seguimos
con los saludos a las distintas familias, con las consiguientes
invitaciones a comida y té(madres, tranquilas, estamos bien
cuidadas). Aprovechamos para hablar con ellos/as sobre estos meses,
sobre cómo se encuentran y para que nos cuenten lo que les apetece
hacer durante estos días con nosotras. Percibimos que su ánimo está
un poco estancado. A diferencia del verano, cuando tenían mayores
expectativas de su posible reubicación en otro país de acogida,
creemos que han aceptado que esa va a ser su casa durante una larga
temporada.
Después
del almuerzo con nuestra madre siria, vamos a visitar la nueva
escuela. Debido al frío, era imposible seguir dando las clases en
las tiendas del exterior, y hace un tiempo se habilitó un sótano
inutilizado a modo de clase. El mobiliario y la infraestructura
siguen siendo precarios, pero se asemeja al concepto de aula.
Acompañamos
a Filipa en su clase de inglés para principiantes y colaboramos con
ella. Nos sorprende ver algunas caras nuevas. Tras la clase, Alan e
Ismael, dos jóvenes a los que no conocíamos, nos invitan a su
“hogar”, en el que parece que es la hora de merendar... Nos
cuentan que han comenzado hace poco tiempo a participar en las
actividades del campo y de la escuela, y que durante el verano
pasaban el día en su tienda y no se relacionaban con nadie, se
sentían muy desanimados. Cada persona pasa por un proceso de
adaptación distinto. Tener que huir de tu casa, pasar una odisea
para acabar viviendo en esas condiciones, y además, ser adolescente,
no es fácil. Nos alegra ver que, por difícil que sea, todos sacan
fuerzas para seguir adelante. No podrían hacerlo sin el apoyo de su
familia, algo de lo que quizás nosotros deberíamos aprender.
Nuestros
nuevos amigos comparten con nosotras un día de duelo para ellos. Su
abuelo ha fallecido. Durante tres días se ha establecido el luto en
el campo, que incluye que las mujeres de la familia, cocinen para
todo el mundo. Para honrar al fallecido, disfrutan conjuntamente de
la cena, eso sí, los hombres por un lado y las mujeres por otro.
Comienza
la celebración, y consideramos que es el momento de regresar a casa,
y así aprovechamos también para reunirnos con Filipa y organizar,
boli en mano, todas las ideas que han ido surgiendo durante el día.
Con poco
más que contar, y mucho que procesar, nos despedimos hasta mañana.
Gracias
a los que nos estáis leyendo por seguir esta andadura. Y sobre todo
GRACIAS a quienes habéis acudido hoy a la proyección del
documental “I'm from Syria” en el Joaquín Roncal, que ha colgado
el cartel de aforo completo, y donde, la otra parte de este equipo
continúa trabajando en la distancia para este proyecto.
PD:
Sentimos no poner fotos, con tantas emociones, nos hemos olvidado
sacar la cámara.
Que bonito y emocionante, ha sido esta lectura, casi , casi...me he sentido allí. Ánimo os esperan días duros, pero muy, muy gratificantes para vosotras.
ResponderEliminar