domingo, 23 de julio de 2017

Semana 3 - La espera desespera


Tercera semana en Grecia y tengo la sensación de que el tiempo pasa volando. Día a día se van acumulando tareas y van surgiendo cosas nuevas por hacer, y a veces no llegamos a todo, parece que nos falta tiempo.

Pero esta sensación no es compartida por la gente que sigue esperando que su situación se resuelva.
Este tema es constante en todas las conversaciones, con todas y cada una de las personas refugiadas con las que hablo. Muchos de ellos/as llevan meses o más de un año esperando, de campo en campo, algunos/as con más suerte, han conseguido ir a vivir a una casa. Pero en todos los casos, cada día es lo mismo. Despiertan con un sólo pensamiento en la cabeza. Esperan cada día esa llamada que les diga cuando pueden viajar o cómo se resuelve finalmente su situación de asilo. Es desesperante. Cada día igual que el anterior. Cada día, una sola meta, que no está para nada en sus manos. Parece que alguien ha pretado el botón de standby en sus vidas.
Cuando decidieron viajar hasta Europa, no imaginaron que esto sucedería así. Ellos/as esperaban poder llegar a algún país, en el que empezar de cero, en el que crear una red de apoyo, en el que poder alquilar una casa, reencontrarse con sus familias, buscar un trabajo, continuar sus estudios, practicar su deporte favorito... Pero esta Europa inhumana, insensible y fría ha congelado sus sueños.

Muchos/as se plantean cada día qué hacen aquí, se cuestionan porqué decidieron viajar a Europa, e incluso fantasean con la idea de volver a Siria, Irak, o sus países de origen. ¡ Que horrible! Pienso yo... Que alguien piense siquiera en esta idea, con los peligros que conllevaría volver, y después de todos los esfuerzos y peligros que han pasado para llegar hasta aquí. Pero pienso también en cuál es su alternativa aquí y en cierta forma lo entiendo. Intento ponerme en su lugar y creo que al igual que ellos/as me desesperaría tras meses o años de espera, de falta de información, de falta de empatía.

Y pienso también en que todos y todas somos cómplices en esto. Tenemos una responsabilidad en esta situación y no queremos verlo.
Primero porque como sociedad, hemos sido incapaces de exigir a nuestros gobiernos que se posicionasen en los conflictos que asolan estos países, paralizando la exportación de armas como principal medida.
Segundo, porque tampoco exigimos que agilicen los trámites para que estas personas puedan viajar a sus países de destino y puedan comenzar a rehacer sus vidas. Es vergonzoso que el gobierno de España se comprometiera a acoger a 17.000 refugiados/as sirios antes de septiembre de 2017, y a día de hoy tan sólo hayan llegado 1.400 personas. ¿Cuándo empezaremos a reaccionar?

Quienes decidimos venir aquí como voluntarias somos conscientes que, más que nuestro trabajo y ayuda en Grecia, lo que estas personas necesitan es una solución definitiva. Nuestro trabajo por supuesto es necesario, pero es sólo un parche...

¡Reflexionemos! Ideemos entre todas la manera de poner solución a estos problemas. Construyamos colectivamente.


¡Hasta pronto!

Pintando un árbol de la vida

Tod@s colaboran en el mural

¡Muy precioso!

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