Hoy nos toca día de recados en
Tesalónica. Nos organizamos, a sabiendas de que en esta caótica
ciudad, lo mejor es improvisar.
Tesalónica es una ciudad decadente,
anclada en los ochenta. Las infraestructuras y servicios públicos,
incluído el transporte, es súper precario.
Comenzamos nuestro tour por la ciudad
intentando solucionar un tema personal pendiente, ya que no
conseguimos comprar por internet los billetes de autobús de
Tesalónica a Skopje(Macedonia), que es desde donde sale nuestro
avión de vuelta. Después de ir a la estación de autobuses y de
trenes, nos asustamos...Los días 6 y 7 son festivos en Grecia y
¡SORPRESA! No hay servicio de trenes ni de buses. Nuestra
desesperación va en aumento. El vuelo sale el día 8 a las 8,30 de
la mañana, así que no tenemos manera de llegar al aeropuerto.
En un momento de lucidez, recordamos
que unas chicas españolas que conocimos en el bus de Skopje a
Tesalónica, nos comentaron que unos amigos suyos viajaban en taxi
porque no quedaban billetes de autobús, así que decidimos salir a
preguntar a algún taxista. Nos deben ver cara de poderosas, porque
nos piden un precio desorbitado por el viaje. Cuando les decimos que
somos españolas y con poco dinero, conseguimos empezar el juego de
regateo. Parece que tenemos trato, y que podremos regresar a España.
Frustradas por la situación, dejamos
la estación de tren y nos disponemos a visitar la zona de parques
que hay contigua, donde durante el verano realizamos, junto al grupo
de voluntarios independientes, el reparto de desayunos a las personas
que vivían en la calle. Aparentemente, y por la información que
otras compis nos han ido pasando, no quedan familias en la calle, se
les ha reubicado en campos u hoteles. Echamos un vistazo y no
observamos que haya nadie, así que después de reponer fuerzas,
seguimos con nuestros quehaceres: vamos a comprar los tintes que
mañana repartiremos en el “Espacio de Mujeres” y a imprimir unas
fotos que queremos que algunas de las familias a las que más estima
tenemos, tengan de recuerdo. Nos damos prisa, ya que después hemos
quedado.
Nadie en el potrero
Nos encontramos con Narhim, o como
nosotros cariñosamente la llamamos “Punkurdish”, en el centro
de Tesalónica. Quienes hayáis visto el documental “I'm from
Syria”, la recordaréis. Es una mujer fuerte, segura de sí misma,
con una mente súper abierta, una leona que protege a sus cachorros,
tan dulce como valiente. Como todas las demás personas que
conocemos, tiene una historia de las que remueve por dentro.
Narhim dejó el campo, junto a su
marido y a su hijo, poco tiempo después de que marchásemos a España
en verano. Durante nuestra estancia estival, trasladamos a Narhim a
una entrevista de trabajo como traductora en una organización que se
mueve por distintos campos, asesorando en el tema legal. Finalmente
la contrataron, lo que le permitió trasladarse a un piso en la
ciudad.
Tanto ella como nosotras estamos súper
felices por volver a encontrarnos, y nuestra felicidad aumenta
conforme nos va contando de qué manera ha cambiado su calidad de
vida. El campo se la estaba comiendo viva, como a todos los demás,
suponemos.
Nos encanta su manera de implicarse en
la resolución de esta situación. Además de su trabajo como
traductora en los campos, colabora en “Micrópolis”, un Centro
Social Okupado en el que se organizan actividades y se mueven
proyectos en torno a las personas refugiadas. Intenta ayudar y
colaborar en todo lo que puede, y nos encanta ver lo ilusionada que
está por poder desarrollar su activismo.Vamos juntas a Micrópolis,
porque Narhim nos cuenta que sigue habiendo personas viviendo en la
calle, y que desde este centro se está coordinado actualmente la
ayuda a estas familias. Nos interesa conocer qué acciones se están
llevando a cabo por si podemos colaborar de alguna forma, pero no
encontramos a nadie que pueda aportarnos información, así que
tendremos que regresar mañana.
Micropolis
Ella y su familia están pendientes de
que finalicen los trámites burocráticos para la reubicación
familiar en Alemania, donde su hijo de 14 años, vive sólo desde
hace dos años y medio. Está feliz porque siente que ya llega el
momento que tanto ha esperado, el de volver a ver a su familia unida.
El encuentro, nos ha aportado un
chute de energía y esperanza. Nos despedimos con un gran abrazo, de
esos que saben a poco, y con la promesa de volver a encontrarnos en
España o Alemania.
Insha'Allah!
Con Narhim y Aiham
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