martes, 3 de enero de 2017

Día 6 - Vislumbrando el futuro

Hoy nos toca día de recados en Tesalónica. Nos organizamos, a sabiendas de que en esta caótica ciudad, lo mejor es improvisar.
Tesalónica es una ciudad decadente, anclada en los ochenta. Las infraestructuras y servicios públicos, incluído el transporte, es súper precario.
Comenzamos nuestro tour por la ciudad intentando solucionar un tema personal pendiente, ya que no conseguimos comprar por internet los billetes de autobús de Tesalónica a Skopje(Macedonia), que es desde donde sale nuestro avión de vuelta. Después de ir a la estación de autobuses y de trenes, nos asustamos...Los días 6 y 7 son festivos en Grecia y ¡SORPRESA! No hay servicio de trenes ni de buses. Nuestra desesperación va en aumento. El vuelo sale el día 8 a las 8,30 de la mañana, así que no tenemos manera de llegar al aeropuerto.
En un momento de lucidez, recordamos que unas chicas españolas que conocimos en el bus de Skopje a Tesalónica, nos comentaron que unos amigos suyos viajaban en taxi porque no quedaban billetes de autobús, así que decidimos salir a preguntar a algún taxista. Nos deben ver cara de poderosas, porque nos piden un precio desorbitado por el viaje. Cuando les decimos que somos españolas y con poco dinero, conseguimos empezar el juego de regateo. Parece que tenemos trato, y que podremos regresar a España.

Frustradas por la situación, dejamos la estación de tren y nos disponemos a visitar la zona de parques que hay contigua, donde durante el verano realizamos, junto al grupo de voluntarios independientes, el reparto de desayunos a las personas que vivían en la calle. Aparentemente, y por la información que otras compis nos han ido pasando, no quedan familias en la calle, se les ha reubicado en campos u hoteles. Echamos un vistazo y no observamos que haya nadie, así que después de reponer fuerzas, seguimos con nuestros quehaceres: vamos a comprar los tintes que mañana repartiremos en el “Espacio de Mujeres” y a imprimir unas fotos que queremos que algunas de las familias a las que más estima tenemos, tengan de recuerdo. Nos damos prisa, ya que después hemos quedado.

Nadie en el potrero

Nos encontramos con Narhim, o como nosotros cariñosamente la llamamos “Punkurdish”, en el centro de Tesalónica. Quienes hayáis visto el documental “I'm from Syria”, la recordaréis. Es una mujer fuerte, segura de sí misma, con una mente súper abierta, una leona que protege a sus cachorros, tan dulce como valiente. Como todas las demás personas que conocemos, tiene una historia de las que remueve por dentro.
Narhim dejó el campo, junto a su marido y a su hijo, poco tiempo después de que marchásemos a España en verano. Durante nuestra estancia estival, trasladamos a Narhim a una entrevista de trabajo como traductora en una organización que se mueve por distintos campos, asesorando en el tema legal. Finalmente la contrataron, lo que le permitió trasladarse a un piso en la ciudad.
Tanto ella como nosotras estamos súper felices por volver a encontrarnos, y nuestra felicidad aumenta conforme nos va contando de qué manera ha cambiado su calidad de vida. El campo se la estaba comiendo viva, como a todos los demás, suponemos.
Nos encanta su manera de implicarse en la resolución de esta situación. Además de su trabajo como traductora en los campos, colabora en “Micrópolis”, un Centro Social Okupado en el que se organizan actividades y se mueven proyectos en torno a las personas refugiadas. Intenta ayudar y colaborar en todo lo que puede, y nos encanta ver lo ilusionada que está por poder desarrollar su activismo.Vamos juntas a Micrópolis, porque Narhim nos cuenta que sigue habiendo personas viviendo en la calle, y que desde este centro se está coordinado actualmente la ayuda a estas familias. Nos interesa conocer qué acciones se están llevando a cabo por si podemos colaborar de alguna forma, pero no encontramos a nadie que pueda aportarnos información, así que tendremos que regresar mañana.

Micropolis

Ella y su familia están pendientes de que finalicen los trámites burocráticos para la reubicación familiar en Alemania, donde su hijo de 14 años, vive sólo desde hace dos años y medio. Está feliz porque siente que ya llega el momento que tanto ha esperado, el de volver a ver a su familia unida.

El encuentro, nos ha aportado un chute de energía y esperanza. Nos despedimos con un gran abrazo, de esos que saben a poco, y con la promesa de volver a encontrarnos en España o Alemania.
Insha'Allah!

Con Narhim y Aiham







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