Nos despertamos con la sensación que el tiempo está pasando
demasiado rápido, tanto, que ni siquiera somos capaces de reflexionar sobre
todas las experiencias tan intensas que estamos viviendo. Tenemos tal cantidad
de información, dudas, preguntas, ideas, sueños, rondando por nuestras cabezas….
Sin tiempo para mucho más, nos
ponemos en marcha apresuradamente. Un compañero con quien repartimos los desayunos
en el parque, nos avisa que la policía ha comenzado a desalojar a la gente que
se encontraba allí. Cuando llegamos, apenas hay unas cuantas familias. Ni
rastro de nuestro compi. Otra voluntaria nos cuenta que ha visto cómo la
policía se acercaba a él, conversaban y le indicaban que debía acompañarles al
coche. Se lo llevan a comisaría.
Equipo limpiando la zona del parque desalojada
Casi finalizando el trabajo,
llegan las buenas nuevas, ¡por fin está fuera! Esperamos su llegada con un café,
muy necesario dado el poco descanso de estas semanas. Por fin reunidos, nos
cuenta cómo se han sucedido los acontecimientos. Durante el desalojo, comienza
a grabar con el móvil, la policía se acerca y le pide la documentación, tras lo
cual, le piden que les acompañe a comisaría, simplemente por estar grabando.
Descubrimos que aquí también se estila la Ley Mordaza. Nos comenta que sólo ha
habido un momento un poco violento, cuando le intentan arrebatar el teléfono
para ver la grabación. También nos cuenta cómo, rápidamente, a través de otros
voluntarios, se ponen en marcha algunos abogados con quienes han contactado a
través de uno de los Centros Sociales en los que habitualmente se organizan y
reúnen los voluntarios independientes. En la misma comisaría, los policías
discuten sobre los pasos a seguir. Por lo visto, no quieren líos diplomáticos
con la Embajada Española, así que deciden dejarle irse sin cargos, no sin antes
intentar que firmase unas diligencias en griego, a lo cual por supuesto, no
accede.
Tras contarnos todo este periplo,
y hacer algunas gestiones, ponemos rumbo a Sinatex. Hoy se unen otros tres
nuevos voluntarios, con quienes repartimos los desayunos, pues quieren conocer
el trabajo que estamos haciendo, así como las condiciones del campo etc. En
cuanto llegamos, les reciben como habitualmente lo hacen, con sonrisas, abrazos
y ofrecimientos de té. Tras una visita guiada por dentro del campo, nos ponemos
manos a la obra, el tiempo apremia, y quedan tantas cosas por hacer… Nuestros
amigos, se unen a la tarea, totalmente integrados en la dinámica del campo.
Creamos algunos juegos para el Cultural Center
Al final de la tarde, avistamos
un grupo de personas llegando a Sinatex. Muchos curiosos, nosotros incluidos, nos
acercamos. Cuál es nuestra sorpresa cuando, al llegar, nos damos cuenta que se trata de un
grupo de Testigos de Jehová, que vienen a evangelizar. ¡Alucinamos! ¿De verdad
creen que esto es lo que más necesitan las personas que viven allí?
Tras despedirnos del equipo de
desayuno, y terminar de recoger el Centro Cultural, no podemos evitar entrar a
tomar el té con una de las familias del campo. Almas, la madre, espera cada día
el momento en que finalizamos el trabajo para persuadirnos y compartir un
momento juntos, con una conversación agradable. Esperamos algún día poder
recibirla en nuestra casa, tal y como ella lo hace cada día.
OPEN THE BORDERS!
El té de cada día
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