Dia 3. Nuestro sitio
Hoy nos levantamos con la sensación de que puede ser un gran
día.
Después de poner en común el punto de vista de todos,
elegimos desarrollar nuestro voluntariado en el campo de Sinatex.
Desayunamos y nos ponemos en marcha para buscar vehículo.
Después de unas cuantas gestiones y nervios... ¡Por fin tenemos furgoneta!
Sinatex está a unos 25 kilómetros de Salónica. Hoy hace
muchísimo calor y cuando llegamos, la mayoría de la gente todavía permanece en
sus tiendas. En la parte de fuera, donde se desarrollan las actividades, hay
unos cuantos niños en clase de inglés y
árabe.
Todavía no está Alex, la coordinadora de voluntariado con la
que tenemos que hablar. Mientras tanto, aprovechamos para conocer a unos adolescentes
que no tardan en acercarse a hablar con nosotros. Nos cuentan como están, su día a día, lo que
les gustaría hacer. Enseguida se abren a nosotros y nos cuentan sus crudas
vivencias en la guerra de Siria.
Por fin llega Alex y mantenemos una reunión con ella y con
algunos voluntarios más. Exponemos nuestro proyecto y nos da libertad para
poder desarrollarlo. Empezamos a hacer un planing. Vamos a hacer actividades de
construcción, decoración, actividades deportivas con niños y con adultos,
talleres con mujeres…. Nuestro objetivo principal es motivar a la gente para
que salga de sus tiendas y realicen actividades, que pasen ratos entretenidos,
en definitiva , ayudarles a que su vida allí sea algo más llevadera.
El siguiente paso es presentarnos como voluntarios a los
policías y militares para que nos dejen entrar dentro del campo. En esta
ocasión no nos ponen ningún problema.
Únicamente nos piden la documentación, les contamos que vamos a estar
once días y parece que no va a haber ningún problema en que podamos movernos
libremente por todo el campo.
Visitando Sinatex
Entramos y enseguida recibimos saludos, sonrisas y miradas
curiosas. Mientras vamos andando nos encontramos a un grupo de mujeres de la
misma familia sentadas en una tienda. Están fumando y tomando café y les falta
el tiempo para invitarnos a entrar. Es importante en su cultura, descalzarse
para entrar en las tiendas. Nos sentamos con ellas y empezamos a conversar.
Cuesta mucho por el idioma, pero nos logramos entender. Tienen muchas ganas de
hacer cosas nuevas para entretenerse. Les preguntamos que les gustaría hacer y
se emocionan al pensar en algunas cosas que proponemos y otras que aceptamos.
Poco a poco empieza a llegar gente y acabamos
haciéndonos fotos y saliendo fuera a pasar un rato todos juntos.
Empiezan a acudir
niños, que por supuesto, acaban captando toda nuestra atención. Nos emociona
ver que aun en las circunstancias en las que se encuentran son felices.
Conforme la edad de la gente aumenta, esto va cambiando. Sus padres, observadores de nuestros juegos
en este momento, tienen una mirada triste, perdida en ocasiones, que no nos pasa
desapercibida.
Cuando decidimos que nos tenemos que ir para seguir con el
trabajo de preparación de actividades fuera del campo, nos damos cuenta de que
son las cinco de la tarde. Hemos perdido por completo la noción del tiempo. Ni
siquiera hemos comido.
Cuando vamos a montarnos en la furgoneta nos encontramos con
una familia. Se están despidiendo de tres de sus miembros que dan decidido irse a Atenas. La situación
es muy dolorosa para ellos. Comentamos que ni siquiera saben cuándo volverán a
verse…
Nos vamos del campo, comemos, hacemos la compra y empezamos
a preparar actividades.
Hoy nos retiramos pronto… Necesitamos descansar para
comenzar a trabajar con fuerza. Mañana os contamos qué tal va nuestro primer
día de actividades.
Gracias por leernos!
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